jueves, 9 de enero de 2014

La culpa fue del chá chá chá.

Por Ramón Rodríguez.

Hace varias semanas, el seis de diciembre, tuvimos la ocasión de celebrar el día de la Constitución Española. Tan importante acontecimiento nos permitió reflexionar sobre algunas cuestiones fundamentales de la Carta Magna que regula nuestros derechos y libertades. Esta reflexión incluye además participar en el debate que propone modificar ciertos artículos de la misma, con el objetivo de que esta sea capaz de dar respuesta a los cambios que se están produciendo en nuestra sociedad. Debates en los que a los ciudadanos nos quieren dirigir en uno u otro sentido según les convenga. Por ejemplo nadie nos consultó la modificación de la Constitución que se realizó y sin embargo nos explicaron de forma rápida y poco precisa que se hacía por el bien del Estado como Nación y por extensión que era lo mejor para nosotros como pueblo, siempre pensando en nosotros pero sin contar con nuestra opinión, nadie se preocupó de consultarnos de forma democrática. Insistieron en que se hizo por amplio consenso entre las dos fuerzas políticas mayoritarias en ese momento, como si los votos que obtuvieron en su día en nuestro nombre les diera un poder ilimitado para hacer y deshacer, pero de esto, de los poderes ilimitados una vez que tienen el voto para gobernar, tendremos que hablar otro día. Cuesta trabajo que se enteren y comprendan que no existen varias clases de ciudadanos en nuestro país y que todos y todas, tal y como marca la Constitución, tenemos los mismos derechos y deberes. Acaso no tenemos todos el derecho a la educación, a la vivienda, al trabajo, a percibir unos ingresos que nos permitan vivir de forma digna.

Asistimos como ciudadanos a estos debates sobre el cambio constitucional aparentemente hastiados, impotentes y ajenos a los mismos sin prestar la atención que merecen, porque en muchos casos las polémicas generadas nos complican y enfadan hasta límites que ponen a prueba nuestra paciencia como personas libres. Discusiones legitimas sí, pero que tratan de alejarnos de los problemas que actualmente nos preocupan. Sin embargo, como en otros tantos temas, ya es hora de dar un grito y tomar parte activa para defender nuestros derechos garantizados constitucionalmente. Exigencia en mayúsculas destinada a que se cumplan de forma efectiva y real todos los artículos que inspiran y regulan la Constitución. Voces que tienen que pedir un cambio en forma de enmiendas, pero dicho cambio no puede ser dirigido y auspiciado según los intereses de la “alta clase política”, esa que tanto daño nos está haciendo. Todo lo contrario, debe ser un cambio liderado por nosotros mismos como pueblo, consultada nuestra opinión y escuchando las exigencias de que realmente y de forma efectiva se cumplan definitivamente los preceptos que marcan y regulan nuestro País.

Cada vez estamos más convencidos que ese es uno de los graves problemas que nos afecta actualmente y que nos impide plantear soluciones de futuro. El hecho de que nuestra Constitución, la que sienta las bases democráticas donde el poder emana del pueblo y de la fuerza de sus votos, esta Constitución que permite la proclamación de leyes en un Estado de Derecho, pero que sobre todas las cosas nos garantiza la libertad y tiene como principio inspirador el de que todos somos iguales, tristemente no es cumplido por quienes tienen que garantizar dicho principio.

Tomemos el artículo 14 de la Carta Magna, uno de los que más nos preocupan porque afecta a cualquier orden de nuestra vida y su incumplimiento eleva nuestro nivel de enfado considerablemente. Dice así: "Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social."¿Qué persona no suscribiría ahora mismo esta premisa legal? todos y todas, por el mero hecho de ser españoles o vivir aquí, somos iguales antes la ley sin que prevalezca ninguna otra circunstancia. No seré yo quien juzgue las sensaciones que a cualquier persona provoca la lectura de este artículo de la Constitución si lo relacionamos directamente con los últimos acontecimientos judiciales de nuestro país, ¿realmente nos creemos que todos y todas somos iguales ante la Ley sin que prevalezca discriminación de ningún tipo? La lista de desagravios en este sentido es interminable y no tendríamos espacio suficiente en este medio para describirla, tan solo diré algunos datos: Según el último censo realizado hace tan solo dos meses, en nuestro país hay 1.661 causas judiciales abiertas relacionada con la corrupción, de las que 541 se encuentran en Andalucía, 200 en la Comunidad Valenciana, 149 en Canarias, 159 en Madrid y 128 en Cataluña por citar alguna de las que sobrepasan de cien los casos, pero todas las Comunidades autónomas se encuentran afectadas por este mal.

¿Iguales ante la Ley?, será en los inicios de los procedimientos cuando se procede a imputar judicialmente, y a veces ni eso claro, tomemos por ejemplo a nuestra Infanta Real o acaso con cualquiera de nosotros hubieran tenido tanta paciencia y delicadeza los Estamentos Judiciales antes de acusarnos de algo. Luego en el desarrollo de los juicios, si estos llegan a producirse, las diferencias aumentan aún más. Más tarde en la ejecución de las respectivas sentencias es cuando comprobamos definitivamente, por si nos quedaba alguna duda, que desgraciadamente no somos todos iguales ante la Ley. Claro que algunos miembros de la clase política contestan a esta pregunta que sí, sobre todo cuando desarrollan un discurso institucional en esta línea estando sus propios intereses partidistas en juego y toman entonces como ejemplo las propias imputaciones de miembros de la familia real o bien de políticos con altos cargos de responsabilidad en el gobierno para justificar esta igualdad esperando que ingenuamente creamos este discurso demagógico, ya que según ellos no somos expertos en la materia. Sin embargo la gran mayoría de nosotros, salvo claro está que tengamos un momento grave de enajenación mental o de alguna rara excepción, contestaríamos que no todos somos tratados por igual, es más existe una gran diferencia en ese trato según los casos y en la protección que nos ofrece la legislación como ciudadanos, dejando este debate abierto.

No hace falta recordar aquí los muchos procesos judiciales de los últimos tiempos en los que este principio de igualdad no se ha cumplido, incluidos los que más daño nos hacen en nuestro ánimo y elevan mucho más nuestro nivel de cabreo social, ya alto de por sí sin necesidad de estos calentamientos. Imputaciones de: Presidentes de Gobiernos Autonómicos, Miembros de los distintos Partidos, Alcaldes y Concejales varios, Empresarios con cargos de representación corporativa, Sindicatos mayoritarios, etc. Que han quedado en nada o se extienden en eternos procesos judiciales que escapan a nuestra compresión. Es tan alto es el nivel de corrupción que han puesto entren todos, que la defensa esgrimida más escuchada ante las acusaciones que se les realiza sea el decir: “el otro hizo más….”

Que los procesos judiciales se resolverán algún día no lo dudamos, pero claro habrá que ver cómo finalizan, ejemplos no nos faltan: El caso del Prestige se resolvió después de diez años y con un solo condenado…..el capitán del barco, que casualidad y sin indemnizaciones. ¿Los Eres en Andalucía? Si, al final tendremos sentencia, seguramente condenando al administrativo que firmó las documentaciones de entrega de las ayudas. ¿La trama Gürtel y los sobres de Bárcenas? También tendremos sentencia por supuesto, cuando las cintas de grabación que destaparon la trama caduquen y se vuelvan ilegibles o cuando aparezcan los discos duros de los ordenadores, entonces resolverán que han prescrito las acusaciones. Y no se preocupen que si hay algún condenado importante en estos más de 1661 procesos abiertos hasta ahora, tengan por seguro que se propondrán y evaluaran sus posibles indultos retrasando lo máximo su ingreso en prisión, porque hay que reconocerlo, la culpa claro esta fue del chá, chá, chá…nunca de ellos que han estado presos de su ignorancia, aunque usan sus poderes y recursos económicos para evitar precisamente que el artículo 14 realmente se cumpla. Hay algo que también alimenta el horno de nuestro enfado y es que, una vez conocido los resultados de sus procedimientos judiciales, nos digan que tenían razón y que no habían hecho nada, (la culpa del chá, chá, chá) o si lo han hecho, que los entendamos y perdonemos porque al fin y al cabo cumplían con su deber patrio, o bien que realmente ignoraban cuanto estaba ocurriendo.

¿Seguimos creyendo por tanto en dicho artículo 14?, ¿cuesta eh?... No puede haber ciudadanos/as de distinta categoría o clase social, no puede seguir imperando el tanto tienes, tanto vales. Ya en el siglo XIX existía una letra flamenca que decía así; “A la Audiencia mandé un pleito, uno era verdad y otro no, la verdad salió perdiendo porque el dinero ganó…” No, definitivamente no puede ser que impere el poder económico para evitar la justicia. No se puede entender que el día fijado para celebrar la Constitución se use por ejemplo como el de inicio de las fiestas navideñas evitando realizar una labor pedagógica y de unión. Ese día hay que restar el protagonismo a la política y devolvérselo al pueblo, al ciudadano/a porque somos todos iguales y orgullosos de lo logrado como personas, evitando el uso partidista de la celebración de nuestra Carta Magna.

Recordarle desde aquí a nuestro flamante Ministro de Justicia Alberto Ruíz Gallardón que luche por lograr un poder legislativo totalmente independiente, que sea realmente igual para todos y en esa línea, que la justicia recupere su gratuidad y justa, valga la redundancia. Porque de lo contrario seguiremos siendo considerados, según cada caso, ciudadanos de primera, segunda, tercera o cuarta categoría, fíjate si tiene un problema importante que resolver antes que detenerse en las tasas, procedimientos, precios (totalmente injustas) o en reformar leyes como el Aborto con el daño que está haciendo esta reforma a la dignidad de las personas o la de seguridad ciudadana y sus polémicas, céntrese Sr. Ministro, céntrese en el artículo 14 y que este se cumpla.

Si no os ha cansado este articulo podemos hablar la próxima vez del error, de la atribución de la culpa y por extensión del reconocimiento de la misma, y de cómo con dicho reconocimiento de errores se aprende y se obtienen muy buenas enseñanzas para futuras actuaciones, sobre todo mientras se tienen responsabilidades de gobierno hay que dejar de decir que la culpa fue del otro, o del indefinido chá chá chá. Mientras llega ese momento, desear que este año 2014 sea el del cambio social, el de la creación real de empleo para terminar con el drama del paro, de lo que también tendremos que hablar ampliamente y del daño que se le está causando a tantas personas, sobre todo a nuestros jóvenes. Por último no nos olvidemos que hoy hace tres meses solo de la tragedia de Lampedusa, que siguen las cuchillas en la verja de Melilla, que siguen los niños emigrando y jugándose la vida, que siguen personas muriendo en el camino buscando un mundo mejor……El Estado como Nación es un invento humano creado para controlarnos, no hay personas ilegales, las fronteras son movibles y dibujables, repasemos la historia y veamos cómo han cambiado en estos años esos Estados, Nacionalismos y fronteras, luchemos porque la igualdad deje de ser un mito y sea una realidad efectiva.

1 comentario:

  1. el arriba firmante14 de enero de 2014, 16:04

    La igualdad ante la ley es una utopía que sólo se realizará, a mi parecer, cuando la Justicia sea completamente independiente del resto de poderes e intereses, y los que se dediquen a impartirla ajenos a todo, vamos que es virtualmente imposible porque piensese, a modo de ejemplo, que uno es juez y le traen a un tipo desastrado y acompañado por el abogado de oficio acusado de robar un par de gallinas, y luego a un tipo trajeado y con el mejor abogado del planeta, acusado de llevarse un porrón de dinero ¿seríamos inmunes al aspecto de cada uno, a los prejuicios sociales, al lenguaje de sus abogados, al código penal aplicable, al...? Nadie es completamente objetivo y la Ley menos.

    Por cierto, para el administrador de la página: el fondo negro con las letras blancas no son cómodas de leer sobre todo en artículos largos, piense cambiar el esquema de colores para este tipo de artículos.

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